No sé bien por dónde empezar. Primero te voy a contar que cuando era una niña mi papá solía relatarme la historia de Descartes y su hija Francine. Me la conocía de memoria después de infinidad de repeticiones, pero igual esperaba ansiosa para escuchar su final. Cuando revelaba que aquella pequeña criatura que el filósofo había llevado en barco a recorrer los mares de Holanda no era una niña. Si no que se trataba de un autómata, parecida a su hija Francine, quien había muerto a los cinco años de edad. Era la historia de un hombre tan obsesionado con la muerte de su hija, que fabricó una muñeca, que imitaba algunos movimientos humanos, para lograr combatir su dolor. Cuando el cuento terminaba mi papá decía una frase que sigue resonando en mi cabeza: “nada es lo que parece”.
Ahora te voy a contar lo que me pasó hace un par de días. Estaba anocheciendo, esperaba que algún cliente llegara a mi local antes de cerrar y volví a recordarlo contando esa historia. Tanto le gustaba ese relato que me puso el nombre de esa nena. El local está perdido entre las angostas calles del sur de la ciudad. En la parte delantera hago funcionar un negocio de depilación. La principal clientela son las mujeres con tatuajes, porque utilizo un escáner de espectro que detecta los pigmentos que otras técnicas no y así se evita quemar la piel tatuada.
Pero todo eso no es más que una cáscara vacía, me sirve para ocultar el verdadero fruto de mi obsesión, que ocurre en la parte trasera del local. Ahí tengo un taller clandestino para reparar unidades humanoides Nexat. Están prohibidas desde hace un par de décadas y son destruidas si las capturan. Esto lo heredé de mi papá, quien diseñó y creó estas unidades cuando trabajaba en las industrias Nexat.
Cuando el proyecto fue cancelado lo despidieron y se vio obligado a trabajar reparando humanoides y androides en el mercado negro. Me enseñó su arte y después de su muerte yo continué con su legado. Las Nexat solo fueron fabricadas de género femenino y existen de distintas edades. Poseen un simulador de empatía que las hace comportarse como mujeres reales en cualquier tipo de situación. Se creen seres vivos conscientes y están programadas para ignorar si se las identifica como humanoides. Son muy buscadas porque pueden pasar por seres humanos ante todas las pruebas de identificación existentes.
Mi papá generó una puerta trasera dentro del diseño para poder identificarlas con el uso de un escáner de espectro, como el que uso para depilar. Al pasarlo por la nuca de una unidad, la piel se ilumina por un instante, mostrando su número de serie y delatando su identidad. Siempre lo mantuvo en secreto, convirtiéndose así en el único ser capaz de hacerlo.
Un escáner de espectro es un dispositivo portátil que sirve para detectar y reparar averías en la piel y circuitos de los humanoides. Como también permite realizar depilación sobre tatuajes, la parte delantera del local me sirve para identificar a mis clientas, sin el peligro de una fuga de información. No saben que han sido enviadas por sus propietarios con el pretexto de hacerse una depilación, para realizar en ellas una prueba de funcionamiento o reparación.
Estas criaturas tienen un único propósito. El de establecer una asociación afectiva con un ser humano, sea como hijas, madres, hermanas o parejas, porque fueron creadas para reemplazar mujeres cuando estas mueren. Pueden emular la apariencia y el comportamiento exactos de una persona desde archivos personales. Se les carga también un archivo de recuerdos con toda una vida que creen haber vivido. Pero las Nexat fracasaron en el mercado porque el público encontró este tipo de relaciones antinaturales y enfermizas.
Perdóname que te distraiga con estos detalles, pero creo son importantes para entender lo que pasó después. Aquella noche, justo cuando estaba a punto de cerrar, llegó al local una niña llorando. Al preguntarle que le pasaba me dijo que su madre había muerto y que tiempo atrás le había dicho que si algo malo sucedía debía dirigirse a ese lugar. Pensé que era imposible que fuera una Nexat porque nunca las habían fabricado de esa edad, o al menos eso pensaba yo hasta ese momento.
Decidí hacerle la prueba del escáner con la excusa de monitorear su estado de salud. Entonces pude comprobar que era un humanoide y cerré la cortina metálica del local esperando que nadie la hubiera visto entrar. Como seguía llorando, traté de calmarla mientras pensaba en que haría con ella. Nunca había compartido nada con una unidad más allá del tiempo que me llevaba repararlas.
Pero esa vez pasó algo extraño que lo cambió todo. Mientras la abrazaba para calmarla sentí el calor de su cuerpo y decidí que debía llevarla a mi departamento para protegerla. Entonces le dije, mirándola a los ojos con una sonrisa, que esa noche se quedaría conmigo. Salimos del local caminando hacia el departamento que estaba a pocas cuadras. Llevaba a la niña de la mano mientras pensaba que al llegar comeríamos y le contaría la historia de Francine. Pero al girar en una esquina fuimos detenidas por dos oficiales y se me heló la sangre al ver que uno de ellos tenía un escáner de espectro en la mano. En ese momento de desesperación le grité a la niña: “¡Corré ya! ¡Rápido!”
Yo corrí detrás de ella mientras escuchaba las pisadas que se nos acercaban. En un momento vi un callejón y empujé a la niña dentro de este en medio de la oscuridad, seguí corriendo esperando que me siguieran y que no se dieran cuenta del engaño. Al rato cayeron sobre mí y me llevaron hasta su vehículo. No vi que capturaran a la pequeña y me sentí aliviada al pensar que podría reencontrarme con ella si lograba salir de esa situación.
Uno de los uniformados me acercó el escáner y lo pasó por mi nuca, mientras yo pensaba en lo inútil que era hacerme esa prueba. Después me forzaron a ingresar en el vehículo y me trajeron acá. Pero en el trayecto pasó otra cosa muy extraña que todavía no logro entender.
Uno de ellos usó la radio y dijo algo, que por más que lo analizo una y otra vez, no puedo encontrarle sentido. Estas fueron sus palabras: “Atención estación. Acabamos de capturar otra Nexat. La trasladamos para reunirla con el resto. Cambio”.